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12 de julio de 2021

 NO SE OLVIDEN QUE QUIENES NO RESPETAN SU CULTURA, TRADICCION, COSTUMBRES Y VIEJA ARQUITECTURAS, NO TIENEN FUTURO.

ESTABA MAL VISTA LA IMAGEN “PUEBLERINA”

Casas en galería: diseños prácticos que se demolieron en nombre de la modernidad

Las construcciones permitían protegerse del sol y la lluvia a los que habitaban las viviendas y a los transeúntes. A fines del siglo XIX se derribaron más de 200 estructuras y cambió la fisonomía urbana. 

 
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Foto: Gentileza

La decisión de aquel momento, hacia fines del siglo XIX, fue tan fuerte que hoy en la ciudad deben quedar no más de dos o tres construcciones de este tipo, una de ellas en la reconocida esquina de las calles Junín y Pago Largo. 

Estas edificaciones tuvieron una mejor suerte en el interior provincial y muchas lograron sobrevivir al paso del tiempo y los cambios de ideas. Pero la transformación de la capital, aunque necesaria en parte, terminó siendo perjudicial en cuanto a utilidad y confort.

Las casas en galería representaban una marca registrada. Pero su utilidad y hasta su diseño estaban pensados más para la vía pública que para la persona que habitaba la vivienda, según destacan los arquitectos Ramón Gutiérrez y Ángela Sánchez Negrette. 

De esta manera, esas galerías se transformaban en senderos cubiertos para las personas, protegiéndolas de la lluvia, pero, sobre todo, del fuerte sol en días de altas temperaturas en esta parte del país. También, al dar sombra sobre la pared frontal, se trataba de un sistema natural de refrigeración que terminó desechándose en nombre de la modernidad.

Las paredes hechas de materiales muchos menos durables que los de la actualidad necesitaban también protección, por lo que este diseño cumplía con varios requisitos cuando estas tierras estaban todavía bajo dominio español. 


Asimismo, desde un punto de vista sociológico, la galería se transformó en el ámbito por excelencia del encuentro social. En ese espacio intermedio entre lo público y lo privado, se formaban las charlas vecinales y hasta hay quienes consideran que fue un factor determinante para una costumbre muy arraigada: sentarse en la vereda. 

Las casas con galerías formadas al frente se utilizaron desde el momento mismo en que aparecieron las construcciones en la ciudad, poco después de la fundación. El estilo fue sostenido por al menos dos siglos y medio y casi llegando hasta el comienzo de 1900. Especialistas destacan que se trataba de una arquitectura “para vivir”, pragmática y entienden que allí se explica su capacidad de perdurar. 

En una tierra signada por el calor intenso, las galerías brindaban soluciones prácticas tanto a los que habitaban esas viviendas como a los transeúntes, en una época donde la ciudad no contaba con una organización urbana muy definida, algo que va avanzando lentamente con los años y que acelera recién en el siglo XX. 

Las casas tenían una organización en torno a un patio central, desde el cual se podía acceder a las habitaciones y otros espacios con los que contaba. La mayoría tenía además con un segundo patio y el área de transición entre ambos era el elegido para el comedor, la cocina y otros ámbitos de este tipo de uso compartido. 

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Foto: Gentileza

 

1890

Es la ordenanza que dictamina la necesidad de eliminar las construcciones en galería y darle una nueva imagen a la ciudad.

Demolición

Las casas en galería se encontraban en lo que hoy es la zona céntrica y lo que en ese momento era el núcleo urbano más importante de la ciudad. Fue en 1890 cuando una ordenanza determinó la necesidad de eliminar este tipo de construcciones, por diversos motivos. 

El intendente de ese momento, un hombre de apellido Ramayón, fue el responsable de materializar esta transformación rotunda, pero que tenía ya un importante historial de argumentos en pos de la modernidad. 

En esa misma época fue que se intentó avanzar y, de hecho, se hizo en gran parte con un ordenamiento urbano que hasta ese momento carecía la ciudad, todavía marcada por desniveles y arroyos que eran límites naturales para un incipiente proceso de expansión. 

Por eso, la demolición de las galerías externas de las casas se puede entender como parte de un proceso que apuntaba a la transformación. Además, en aquellos años ese tipo de construcciones comenzaron a ser mal vistas, relacionándolas con un imagen pueblerina, de atraso y en contra de las tendencias que se daban ya en las grandes ciudades del país y fuera de él. 

El afán por pertenecer a cierto sector de elite y de copiar a Buenos Aires hizo que las casas en galería terminaran desapareciendo, además de un proceso histórico y arquitectónico de cambios propios de cada época. 

Con el objetivo de un ordenamiento, las autoridades apuntaron a delinear lo que era la línea municipal y a definir con mayor claridad el límite entre lo privado y la vía pública. 

Con esta determinación, se estima que, en aquel momento, terminando el siglo XIX, se retiraron unas 215 galerías de la ciudad, generando un cambio rotundo en la fisonomía urbana que tenía Corrientes en ese momento y desde hacía bastante tiempo. 

A partir de allí se dio paso a una nueva configuración, con construcciones de estilo europeo que muchos especialistas, sin desmerecerlo, lo relacionan más con una arquitectura para mirar que para vivir; es decir, priorizando lo estético por sobre lo funcional. 

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