BALCÓN AL RÍO
La costanera, la “obra del siglo” que se convirtió en el emblema de Corrientes
Se inauguró en 1951 y rápidamente se volvió el centro social y recreativo. No fue proyectada con fines turísticos, pero es la imagen más representativa de la ciudad.
Resulta difícil encontrar un espacio más representativo de la ciudad que la costanera. Es, en su conjunto urbano con el puente General Belgrano, seguramente la imagen más icónica que tiene Corrientes y el epicentro de la actividad social y recreativa desde hace décadas. Pero hasta hace menos de un siglo, esa zona era absolutamente periférica, con el río como principal protagonista, pero sin haberse construido los muros de contención, barandas, veredas ni la avenida.
Las obras comenzaron a principios de la década de 1930, pero no como una iniciativa turística ni paisajística, sino que se tuvieron en cuenta estrictamente las complicaciones que generaba el Paraná cada vez que crecía, sobre todo a los pobladores que se asentaban por aquellos años en el sector ribereño de la ciudad. Por eso, el nacimiento de la costanera se dio como una cuestión práctica y atendiendo un problema que había generado ya serios problemas de inundaciones.
70 AÑOS
Son los que tiene la costanera de Corrientes desde su inauguración completa. En su momento, fue llamada la “obra del siglo”.
Catalogada como la “obra del siglo”, representó hasta ese momentoCatalogada como la “obra del siglo”, representó hasta ese momento la transformación urbana más fuerte que había tenido la ciudad. La obra, de una envergadura casi sin precedentes en la zona, se realizó en varias etapas y demoró un par de décadas para poder culminarse. “La idea se gestó como una defensa urbana que incluya una avenida, para lo que hubo que realizar expropiaciones para trasladar a las familias que habitaban en la zona”, comentó a República de Corrientes el arquitecto Miguel Ángel Riera.
La costanera, tal como luce ahora en su tramo desde el parque Mitre hasta la avenida 3 de Abril se inauguró en 1951, el mismo año en que se habilitó el puerto de la ciudad, que formaba parte del paquete de nueva infraestructura planificada para esta parte del país y llevada adelante por el Gobierno nacional de aquel momento.
Pero hubo una primera etapa de habilitación, que fue la del tramo que va desde la punta San Sebastián hasta el cruce con calle Entre Ríos.
Riera destaca que la costanera correntina fue planificada con visión de futuro, tanto que hoy resulta una avenida cómoda para el paseo, a pesar de haberse proyectado hace casi 100 años, cuando el parque automotor y la población en general era notoriamente menor a la actual. En este sentido, Riera destaca que “es un espacio urbano que cuenta con jerarquía vial y peatonal. La calzada hacia el río tiene 10 metros de ancho y se prioriza el paseo y las veredas son bulevares con parterre y arbolado”.
Más allá de lo turístico y recreativo que llegaría años después de su inauguración, la costanera correntina significó también un salto en cuanto a conectividad vial. Si bien la avenida no ingresaba al centro de la ciudad, sirvió para conectar el puerto con la estación del ferrocarril que se encontraba en la zona de la Arazaty, y que fue demolida cuando iba a construirse el puente General Belgrano.
La costanera como epicentro social comenzó a tomar forma en la década de 1960. A partir de esos años recién se convierte en el principal centro de reuniones al aire libre, una visita casi obligada los fines de semanas para amigos y familias, aunque con una concurrencia mucho menor a las que se advierte en la actualidad. Es que, en los 50, cuando se inaugura la costanera, la ciudad tenía todavía menos de 100.000 habitantes.
Fue ribera virgen, asentamiento, defensa y hasta tuvo otro nombre. Es, desde hace décadas, el ícono de Corrientes, fortalecido hace menos de medio siglo con la construcción del puente, que terminó de completar el paisaje más fotografiado y más representativo de Corrientes.