Solidaridad y amor por la cocina: la mujer que hace la cena para más de 30 familias aisladas
Romina Monzón tiene 33 años y un corazón enorme: hace más de un año, inició un merendero para asistir a sus vecinos y, actualmente, frente al brote de contagios de coronavirus en su barrio, se embarcó en la tarea de preparar la cena para más de 30 familias aisladas.
Gracias a la tarea solidaria de la mujer, entre 30 y 35 familias del barrio Itatí pueden tener sobre sus mesas un plato de comida caliente todas las noches.
En diálogo con El Litoral, Romina relató sobre los inicios del merendero y, especialmente, el deseo de ayudar a quienes se encuentran aislados debido a la emergencia sanitaria y epidemiológica.
El merendero Unión y Fuerza comenzó por la solidaridad que caracteriza a la mujer. “Es un sueño que tenía: poder ayudar a los que más lo necesitan”, indicó.
Romina vive hace ya 11 años en el barrio Itatí, donde los vecinos la conocen y apoyaron su iniciativa. “Empezó en parte gracias a los vecinos, porque charlé con ellos para comentarles la idea y les gustó, se sintieron contentos”, explicó la mujer.
Además, destacó que son muchos de ellos los que la ayudan con donaciones y siempre “dan una manita”.
El trabajo solidario de Romina se profundizó aún más a partir de un brote de casos en el barrio que dejó un gran número de familias aisladas, hace aproximadamente tres meses.
A partir de ese momento, la mujer decidió recorrer las casas de sus vecinos aislados, para acercarles un plato de comida que les permita llevar de mejor manera el duro momento. En su trayecto con visitas casa por casa, toma las precauciones sanitarias necesarias.
Romina indicó que tomó esta decisión debido a que vivió en carne propia lo que se siente estar “realmente mal” a causa de los efectos del coronavirus. En noviembre del año pasado ella cursó la enfermedad, con fuertes dolores y malestar constante.
En esos momentos, sus vecinos la apoyaron en todo lo que pudieron y eso la inspiró para asistir a las familias aisladas actualmente.
“Vi lo generosos que fueron conmigo, por eso ayudo y doy siempre todo lo que pueda”, dijo Romina.
La mujer combina dos aspectos de su vida para que los vecinos puedan seguir alimentándose aun en la situación de aislamiento: la solidaridad que la caracteriza y su amor por la cocina.
“Me gusta preparar de todo, cosas dulces también: cuando puedo doy la merienda”, explicó y recordó que el año pasado, en plena pandemia, amasó 180 pizzas caseras para repartir entre la gente. “Siempre me gustó la cocina, me encanta ver los programas en la tele”, contó Romina, entre risas.
Romina lleva adelante su merendero a puro pulmón, pero cuenta con el apoyo de su marido y sus cuatro hijos, quienes la ayudan en diversas tareas.
“Colaboran conmigo pelando o cortando verduras, también llevan la comida a las personas”, explicó la encargada del merendero Unión y Fuerza. “A mis hijos les enseño a ser solidarios y siempre mirar a los demás”, sentenció.
Sin embargo, Romina no puede continuar preparando la cena para todos porque no cuenta con las mercaderías necesarias aunque, si tuviera el dinero para comprarlas, ella “pondría de su bolsillo”, porque “la plata no se lleva al cajón”.
La última vez que pudo brindar la cena a las familias, fue durante la semana pasada, cuando cocinó torrejitas de arroz. Como no tiene más donaciones, solicitó ayuda para llegar a más “corazones solidarios”. Cualquier colaboración será bienvenida y puede hacerse en el merendero del barrio Itatí, ubicado en la manzana B, casa 12 o comunicándose al número 3794-939-559.
“Puede ser pollo, alita, molida de pollo, verdura, puré de tomate, lo que puedan”, enumeró, con la esperanza puesta en que mucha más gente pueda “hacer lo mismo y ayudar a otros”.
Otra forma de ayudar a Romina es donando elementos como termos y mates, ya que realiza rifas para poder comprar la mercadería necesaria para cocinarle a sus vecinos.-