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La bajante desde el río: grietas, marcas y estructuras que quedaron al descubierto
República de Corrientes realizó un recorrido por el Paraná. El escaso caudal modificó la fisonomía de la costa, con más arena y sectores que afloran por primera vez en décadas.
Un solo vistazo a la costa puede alcanzar para tomar dimensión de la bajante del río, que lleva ya más de dos años y que tiende a agravarse. Los registros que toma Prefectura son cada vez más alarmantes y advierten sobre los riesgos que acarrea un caudal tan escaso. Con el objetivo de cambiar el punto de vista, República de Corrientes realizó una recorrida náutica por el Paraná, incluyendo la costanera, el banco de arena y varios de los barrios que se encuentran en la zona ribereña de la ciudad.
La defensa de la costa, ese icónico muro que configura en gran parte la fisonomía de la ciudad, toma otra dimensión vista desde el río. La pared emerge en su totalidad dado el escaso caudal de agua, incluso mostrando la marca que supo dejar el agua cuando se mantenía en sus niveles habituales, casi siempre por encima de los 3 metros. Hoy, lejos de esa cifra, la bajante muestra un nuevo panorama que puede generar -más aún navegando- un fuerte impacto y mucha preocupación.
La punta San Sebastián, tal vez uno de los sitios más representativos para calcular cómo está el río, se muestra con su base al descubierto. Las piedras se apilan de manera desordenada al pie del Paraná. Además, más allá de algunos trabajos de limpieza, el río dejó casi a lo largo de toda la costa -y en ese sector particularmente- una muestra de la contaminación con productos plásticos y de diversos tipos que quedaron sobre la ribera.
La situación anormal hace que esas defensas luzcan más imponentes, ya que pueden verse tramos históricamente cubiertos por el agua. Desde el río, la costanera parece hoy tener una mayor altura. Pero, al mismo tiempo, con las grietas que saltan a la vista, la estructura muestra ahora una cara pocas veces vista. Más allá de las rajaduras que se generaron ya hace tiempo, con el río con un caudal ínfimo se logran divisar partes antes ocultas.
Una de las partes poco conocidas justamente por haber estado siempre bajo agua es la base de la defensa; es decir, donde se asienta el murallón que forma la costanera. Se puede divisar en la parte inferior un refuerzo de color nítidamente más oscuro que las piedras que usaron para la construcción que se terminó a mediados del siglo pasado. Pero en algunos tramos ese refuerzo no está, y es justamente donde se pueden advertir las grietas más pronunciadas.
Siguiendo el camino hacia el norte, la bajante no pasa inadvertida tampoco en el puerto. Allí, la explanada parece estar a una altura inalcanzable por la bajante. La estructura inferior hecha de columnas quedó al descubierto y desde el Paraná puede verse íntegramente el esqueleto como casi nunca antes; teniendo en cuenta que esta situación extrema es solo comparable con la que se dio en 1944.
También el flotante donde se desarrollaban actividades culturales se vio afectado, en este caso más directamente. Inclinado hacia el río por la poca cantidad de agua, espera a que se desarrollen las obras planificadas por la Provincia para poder frenar el hundimiento y reforzar la estructura que se encuentra sobre el Paraná.
En la zona donde se encuentra la Dirección de Vías Navegables se hace también muy notorio el retroceso que tuvo el río. La bajada quedó más extensa y hay arena donde antes no. Asimismo, se formaron a lo largo de toda la costa sectores de arena, con una fisonomía similar a una playa, aunque son sectores no autorizados para el ingreso al agua.
Más allá de esto, la nueva configuración de la costa permite a algunos vecinos sentarse en silletas a tomar mates y admirar el río, una postal que se repitió en varias oportunidades durante el recorrido que hizo República de Corrientes por el Paraná. Por su parte, el banco de arena que se encuentra frente a la costa correntina quedó más al descubierto. Allí pueden además advertirse residuos, ya que es un sector utilizado para reuniones y fue muchas veces epicentro de polémicas por violaciones a las restricciones sanitarias vigentes por la pandemia.
Puente
El puente General Belgrano es seguramente la imagen más icónica que tiene la ciudad y una de las más fotografiadas; y sirve en este caso también como medida para entender la gravedad de la bajante que afecta a Corrientes y a toda la región, motivo por el cual se decretó ya la emergencia hídrica para varias provincias y se activó un plan de contingencia.
Los pilotes del viaducto que están sobre el río son otra muestra del escaso caudal. Una parte de la base casi siempre oculta ahora puede verse, haciéndose visible además la marca que dejó el agua en sus niveles habituales. Lo mismo sucede con las piedras que se encuentran a lo largo de casi toda la costanera correntina, donde se puede divisar claramente la línea donde el Paraná llegaba. Esto genera que tanto los muros como las piedras y hasta el pilote del puente muestren dos colores bien diferenciados, pudiendo tener así una idea más acabada del caudal que perdió en todo este tiempo por las escasas lluvias en las zonas de influencia.
Pero si en pleno recorrido se desvía la mirada de la ciudad por un instante y se mira solo el agua, el río propiamente dicho, la bajante histórica se puede dimensionar a solo unos centímetros. Estando a unos 30 metros retirado de la costa, la arena puede verse a no más de un metro de profundidad, cuando en situaciones normales el fondo no debería verse en ese sector por la profundidad del río.
Peces
El movimiento o el salto de algunos peces puede ser una situación medianamente habitual cuando se navega por el Paraná, pero con un nivel tan bajo, la mayoría de los peces buscan naturalmente mayor profundidad para sus alimentos. El río luce ahora más quieto en ese sentido y desde el área de Recursos Naturales ya advirtieron sobre las consecuencias negativas que tendrá la bajante, ya que el último desove en buenas condiciones se dio en 2018.